¿Cómo besan en otras culturas?

Fotografía de Clay Banks

¿Quién no ha dado o recibido un beso alguna vez al menos? Quizás y sólo quizás, sea una de las experiencias más enteramente humanas, sobre todo por el simbolismo y significado que conlleva juntar dos pares de labios.

Ya sea por amor, ternura, pasión, afecto o simplemente por festividad o euforia, un beso puede convertir un día ordinario en uno digno de ser recordado por siempre.

Te mostramos a continuación las tan diversas formas en que se pueden juntar los labios en otras culturas, y créenos… la creatividad e inventiva para lograrlo son tan extensas como la cantidad de culturas y países existentes. ¡Muack!

República de Irlanda

El caso de la República de Irlanda es uno curioso y ambivalente. ¿Por qué? Digamos que los irlandeses (al menos en la actualidad) no se caracterizan por ser lo más románticos o arrojados del mundo, cuando se trata de hacer brotar esas mariposas que residen en el fondo de nuestros estómagos.

Y como sabemos que no hablamos de los irlandeses o escoceses toscos y aguerridos de la época representada en películas como “Corazón Valiente (1995)”, nos es de extrañeza tal carencia de romance pero espera… no nos hagamos ideas erróneas antes de tiempo.

Fotografía de Rodnae Productions

Resulta que la cultura celta que dio origen al actual pueblo irlandés, fue (y sigue siendo) una muy romántica y apasionada. Conceptos como el breath kiss (un tipo de beso con connotaciones espirituales e incluso curativas) y vamos, ¡hasta el origen de la palabra “beso” (basium en latín posterior), proviene de la cultura celta… algo no menor si hablamos de romance!

¿Pero entonces en qué parte del camino perdieron los irlandeses el feeling romántico? ¡Buenas noticias! Aparentemente sigue ahí, de un modo folclórico, pues en el Día de San Patricio es común observar personas con playeras insinuando la búsqueda de besos por la calle, con la frase “Kiss me, I’m Irish”, que indica la obtención de suerte si se besa a un(a) irlandés(a). ¿Buena táctica para obtener un beso, no?

Groenlandia

No son estrictamente a los groenlandeses a los que nos referimos en este conteo coqueto e idílico de la geografía de los besos. Nos referimos en realidad al pueblo nativo Inuit, que tiene por hogar el norte de Canadá, pero principalmente a la enorme y fría Groenlandia.

Estos maestros de la supervivencia helada son también paradójicamente, cálidos maestros del afecto y la ternura.

Beso Inuit - Fotografía de Everton Vila

Aún cubiertos con abrigos enteros que abarcan casi todo su cuerpo, los Inuit se las arreglan para asomar sus narices en busca de un poco de amor (y porqué no, también un poco de calor, no seamos crueles). El típico beso Inuit consiste en que los enamorados froten sus narices entre sí, mientras ambos se miran fijamente al hacerlo. No cabe duda que ésta es una de las muestras de afecto más tiernas y sensibles que puede haber entre dos personas (y sí… ya podemos oír esos sollozos conmovidos detrás de la pantalla mientras lees esto).

Francia

Para algunos (o muchos, según sea el gusto), lo mejor para el final: es bien sabido que los franceses no sólo son virtuosos distribuidores de costosos quesos añejos o en la elaboración de finos perfumes y fragancias de nombres impronunciables que aparecen en decenas de comerciales. Los franceses (por si fuera poco) también son buenos en una cosa más: l’amour!

Fotografía de The Paris Photographer

Sabemos que no necesitaste de un traductor para saber a qué nos referimos en el párrafo de arriba. ¿Por qué? Porque Francia es sinónimo de amor y pasión; un referente de relaciones amorosas inolvidables, el descorche de botellas de vino y miradas perdidas en el anhelo y claro, ¡los besos!

¡Los más empedernidos románticos seguramente aplauden a los franceses, el hecho de que hasta una clase de beso lleve su nombre! Una medalla de orgullo, sin dudas. ¿Y a cuál tipo de beso nos referimos (como si la obviedad no bastase)? ¡Al beso francés! Uno que usualmente sucede cuando dos personas se aman con locura y el sello del pacto consiste en entrelazar las lenguas apasionadamente de manera prolongada, olvidándose del mundo entero a su alrededor.

¡Una bella escena sin dudas y por eso finalizamos debidamente con un Vive la France!

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